¿Cómo ayudar a un niño a soportar una pérdida?

La muerte es un concepto  muy difícil para los niños.

Antiguamente solíamos tratar de encontrar una edad en la que se pudiera esperar que los niños supieran completamente lo que era la muerte. Ahora reconocemos que los niños son todos diferentes tanto en habilidades como en cómo experimentan este proceso. 

Entonces , ¿Cómo lidia el niño con el proceso de la muerte?

Es importante escuchar atentamente las preguntas que hacen los niños pequeños para comprender por lo que están pasando y qué es lo que puede causar miedo y preocupación.

Aunque a los niños pequeños les puede resultar difícil entender la muerte, siempre intentan darle sentido a su mundo. 

Desarrollo infantil mental y emocional

Los niños no solo se desarrollan mentalmente, también lo hacen emocionalmente con el paso del tiempo. Los niños pequeños tienen un corto lapso de sensación. Esto significa que mantienen emociones fuertes por un corto período de tiempo. Sus tiempos de tristeza son como tormentas de verano—cortas pero intensas. No es inusual que los niños pequeños lloren amargamente cuando oyen hablar de una muerte y luego jueguen felices momentos más tarde. Sus períodos de tristeza van y vienen.


Desarrollo Social

También se desarrollan socialmente. Los niños pequeños son egocéntricos—ven las relaciones desde sus propias perspectivas. Sus reacciones pueden parecer desconectadas o egoístas. Pero, a medida que los niños crecen, desarrollan una mayor empatía—comprenden las muchas formas en que la muerte afecta a todos a su alrededor.


Desarrollo adolescente

Este desarrollo continúa durante la adolescencia. Los adolescentes también tienen dificultad con el concepto de la muerte. A menudo hablamos de los tres "yo" de la adolescencia—intimidad, identidad e independencia. A medida que los adolescentes avanzan en edad, lidian con la intimidad moviéndose entre amistades íntimas, primeros enamoramientos y relaciones románticas. Los adolescentes lidian con la identidad—tratando de encontrar quiénes son, en qué creen, dónde encajan. Y los adolescentes buscan ser más independientes, hacer cosas por sí mismos. La muerte emerge como la máxima amenaza—acaba con la intimidad, borra la independencia y desafía la independencia encontrada.

Comprender cómo ven la muerte los niños y adolescentes es el primer paso para ayudarlos a enfrentar la pérdida y el dolor. 

El duelo en niños y adolescentes

Los niños y adolescentes experimentan un dolor similar al de los adultos ,pero sin embargo, éste se vive de diferente forma al del adulto . Al igual que los adultos , los niños y adolescentes experimentan el dolor de muchas maneras: física, emocional, cognitiva, conductual y espiritual.

La experiencia física

Los niños a menudo pueden experimentar dolor de maneras muy físicas—dolores de estómago, dolores de cabeza y otras quejas de dolores y enfermedades. Si bien tales manifestaciones físicas de duelo son comunes en todas las personas en duelo, a menudo son especialmente comunes en los niños. A veces los niños tienen dificultades para expresar su dolor, por lo que se  expresan como quejas físicas.  La sensación de ansiedad en la boca del estómago cuando el niño tiene miedo se explica como un dolor de estómago. Lo que es más importante, las quejas físicas le dicen a los adultos que el niño necesita cuidado—un abrazo, atención o un momento para descansar con el apoyo de un adulto de confianza.

Por lo cual, es importante darle seguimiento a la salud del niño a medida que lidia con la pérdida. 


La experiencia emocional

Los niños,  experimentan una gama completa de emociones. Dependiendo de su edad, pueden no ser capaces de definir las emociones que están experimentando e incluso pueden asustarse por su intensidad.

La tristeza, la soledad y las ansias por la persona que murió son expresiones comunes de duelo. Pueden sentirse enojados por la pérdida—agrediendo a otros por su rabia y frustración. Pueden experimentar sentimientos de culpabilidad—preguntándose si la muerte es un castigo por algo que dijeron o pensaron o sintiéndose mal por la forma en que se comportaron o por las cosas que podrían haberle dicho a la persona que murió. E incluso sentir celos o envidia de otros que no sufren tal pérdida.

La experiencia cognitiva

El duelo también afecta nuestros procesos cognitivos—las formas en que pensamos. A los niños les puede resultar difícil concentrarse. Pueden estar preocupados por la muerte y distraerse fácilmente. Puede ser difícil enfocarse en las tareas escolares, y sus calificaciones pueden sufrir las consecuencias. De alguna manera, los efectos cognitivos del duelo—dificultades en la concentración, distraerse fácilmente—pueden parecer discapacidades de aprendizaje.


La espiritualidad

Los niños también pueden tener preguntas espirituales. Pueden preguntarse por qué ocurrió la muerte o por qué murió la persona que amaban.También pueden tener dificultades para comprender sus creencias espirituales. Incluso pueden sentir rabia o temor hacia Dios. Pueden soñar con la persona que murió y sufrir tratando de darle sentido a esas experiencias.


La experiencia de comportamiento

El dolor también afecta el comportamiento—a menudo de maneras muy diferentes.

Algunos niños pueden evitar cosas que les recuerden a la persona fallecida, mientras que otros quieren hablar de ellas, mirar fotografías e incluso escuchar música que asocian con la persona. Es común que los niños lloren o se vuelvan retraídos. Otros niños pueden lidiar con su dolor mediante actividad constante. Otros pueden volverse traviesos y malhumorados.

Un niño puede expresar su dolor de muchas maneras diferentes:

  • Juego—Normalmente los niños pequeños pueden usar el juego como una forma de dar sentido a la pérdida. 
  • Comportamientos regresivos—es decir, vuelven a comportamientos anteriores que aparentemente ya fueron superados.
  • Pesadillas o despertarse con frecuencia durante la noche.
  • Mal comportamiento—su comportamiento en casa o en la escuela puede deteriorarse.
  • Falta de concentración y foco, lo que lleva a más accidentes.
  • Cambios de intereses—actividades que alguna vez le interesaron al niño ahora no le atraen. 

La montaña rusa del duelo

Al igual que los adultos, los niños a menudo experimentan el duelo como una montaña rusa—llena de altibajos, momentos en que están mejorando y momentos en que no les está yendo tan bien. En el período inmediatamente posterior a la pérdida, a menudo estamos en estado de shock. Además, puede haber mucha actividad después de la muerte—funerales y eventos a los que se debe asistir. Además, en este período recibimos mucho apoyo—todos parecen estar muy interesados.

A menudo es más adelante cuando la pérdida comienza a ser experimentada por completo.  Ahora tenemos que vivir con la ausencia de una persona que una vez significó mucho. Las vacaciones, los cumpleaños y otros días especiales, como el aniversario de la muerte, pueden ser días en que el duelo parece aumentar. Los días de celebración como graduaciones, confirmaciones, comuniones y matrimonios puedenrepresentar una sensación agridulce ahora que falta una persona amada.

Con el tiempo, la montaña rusa pierde fuerza. En general, para la mayoría, el dolor de la pérdida disminuye, y podemos funcionar como lo hicimos en el pasado. Sin embargo, aún podemos tener ocasiones en momentos especiales en los que nuestra experiencia de tristeza surge—tal vez en algún hito o evento en el que sentimos profundamente la ausencia de la persona que murió.

Aunque los niños siguen este mismo tipo de patrón en su dolor, puede haber algunas diferencias. Los niños muy pequeños, por ejemplo, no son capaces de comprender completamente la muerte. A medida que crecen, pueden comenzar a comprender las diferentes dimensiones de su pérdida, pasando a momentos más intensos de dolor.

Todo duelo, ya sea de niños o adultos, es muy individual. Cada persona lo vive a su manera. Parte de esto estará influenciado por factores muy individuales:

  • La edad del niño, su nivel de desarrollo o experiencia previa con la pérdida.
  • Su salud física y mental general.
  • La relación del niño con la persona que murió.
  • La naturaleza de la muerte. ¿Fue repentina o después de una larga enfermedad? ¿Pudo el niño asistir al funeral?
  • El tipo y la cantidad de apoyo recibido por el niño: en el hogar, en la escuela, de amigos o en grupos de apoyo.
  • Las creencias o prácticas religiosas, culturales y espirituales del niño.

Adolescentes y duelo

Los adolescentes pueden tener dificultades particulares con el duelo. Muchos adolescentes se esfuerzan por encajar con sus compañeros. Para muchos, una muerte los separa, a veces causando vergüenza. Además, muchos adolescentes pueden ser reacios a buscar ayuda. Al tratar de ser independientes, pueden evitar a la familia, no desean que los maestros  mencionen la muerte y evitan hablar de la pérdida con amigos. A menudo se sienten aislados en su dolor.


Si bien la mayoría de los adolescentes experimentarán el duelo de la misma forma física, emocional, cognitiva, espiritual y conductual que otros grupos de edades, algunos pueden tener reacciones más complicadas y preocupantes. Algunos adolescentes pueden expresar su dolor mediante comportamientos agresivos o incluso delincuenciales. Otros adolescentes pueden hacerle frente mediante el consumo de alcohol o drogas .  El duelo puede incluso ser un factor de trastornos alimenticios.

Cómo Ayudar


Algunas de las primeras ruinas prehistóricas dieron testimonio mudo de los cuidadosos rituales funerarios que acompañaron a la muerte.  Las investigaciones han enfatizado cómo los funerales, los memoriales y otros rituales ofrecen un poderoso valor terapéutico a medida que enfrentamos la pérdida. Los funerales confirman la dolorosa realidad de la muerte, llevándonos más allá del deseo natural de negar esa verdad. Estos rituales funerarios nos ayudan a expresar sentimientos, intercambiar recuerdos y validar la vida de la persona que murió. Reúnen a familiares y amigos—ofreciendo a los deudos el apoyo de otros y recordándole a la familia, incluso en medio de una pérdida, que existe una comunidad solidaria que ofrece sustento. Espiritualmente, los funerales ofrecen un mensaje de esperanza que recuerda a los dolientes las formas en que la fe le habla a su duelo.


Estos son beneficios poderosos que aplican no solo para adultos sino también para niños. Por lo tanto, es fundamental que no se desaliente a los niños a asistir a los rituales funerarios, sino que se les permita tomar decisiones sobre las formas en que el niño desea participar. 

 

Información fúnebre

Para tomar decisiones significativas, los niños primero necesitan información. Si un niño nunca antes ha asistido a un ritual fúnebre, es importante explicarle qué es lo que podría experimentar, ver o escuchar. Deben saber que algunas personas pueden estar llorando porque están tristes, mientras que otras incluso pueden reír al compartir graciosos recuerdos de la persona que murió. Los niños más pequeños pueden tener preguntas particulares sobre las cosas tangibles que ven, como un ataúd o flores. 

 

Dele opciones

Los niños también necesitan opciones. Los funerales pueden llegar a ser muchos eventos que pueden tener lugar en un par de días. Puede haber un velatorio, un funeral y un entierro en el cementerio. Los niños deben tener la opción de  asistir a todos o solo a algunos de estos eventos. Si el niño no está presente, la opción debe ser quedarse con un amigo o familiar con quien se sienta cómodo.


Apoyo durante el funeral

Finalmente, y en muchos sentidos lo más importante, los niños necesitan apoyo. Debe haber una persona en el funeral cuyo papel básico sea la de apoyar a cada niño. Si los padres están íntimamente involucrados en el funeral, es poco probable que puedan brindar ese apoyo constante. Esta persona debería estar lista para responder a las preguntas del niño y, si es necesario, brindarle un respiro (llevar al niño a dar un paseo, por ejemplo, si el niño necesita abandonar el evento por un tiempo).

Rituales continuos

Los rituales no tienen por qué finalizar después del funeral. Los rituales siguen siendo formas poderosas de marcar el vínculo continuo que el niño siente con la persona que murió. Rituales simples como visitar el cementerio o encender una vela en ocasiones especiales, como un cumpleaños o un aniversario de la muerte, les ofrece a los niños y a sus padres la oportunidad de compartir recuerdos y vivir el duelo juntos. Estos rituales continuos refuerzan el hecho de que ni siquiera la muerte puede romper la conexión con el difunto.

 

Autor: Dr. Kenneth J. Doka